Reseña del libro de Steve TesichKaroo, Steve Tesich

Vaya por delante que a mí este tipo de anti-héroe cínico y egoísta me seduce un montón, así que ya tiene medio camino allanado para lograr mi beneplácito.

Saul Karoo se dedica a recomponer guiones para adaptarlos al formato exitoso del Hollywood comercial. Se describe a sí mismo como un escritorcuelo sin talento para escribir sus propios guiones, pero con un infalible ojo crítico para arreglar los de los demás. Un hombre en la cincuentena de gran éxito profesional pero un verdadero desastre para las relaciones humanas; es egoísta e inmaduro, y con una aversión casi patológica a la intimidad:

“No tengo fuerza de voluntad para impedirme a mí mismo hacer daño a los demás de pasada, durante el decurso cotidiano de mi vida, en el simple proceso de ser quien soy”

“Se trataba de otra enfermedad que yo padecía. No sabía cómo llamarla exactamente. Evadirme de la intimidad. Evadirme a cualquier precio de cualquier clase de intimidad. Con cualquiera”

Karoo, a pesar de las continuas mentiras que regala a los demás, es honesto y sincero consigo mismo, pues admite con gran objetividad sus carencias y defectos. La narración en primera persona nos permite acceder al proceso argumental de la mente de Karoo, a sus sentimientos y cínicas ideas. Es realmente divertido, con un humor corrosivo y brillante, que me recuerda a Michael Beard, el personaje de Ian McEwan para su novela Solar.

Sin embargo, en el decurso de la trama, poco a poco el divertimento va dejando paso a otra sensación, como a cierta angustia o desazón… Y en la parte final, de repente, la narración pasa a tercera persona. Es un shock, como si hubiera desaparecido un amigo al que ya estás habituado. Quieres que vuelva Karoo, volver a ver las cosas a través de él…

¡Oh, creo que con Karoo desarrollé un síndrome de Estocolmo a lo literario!