Opinión del libro de Yasmina KhadraLos ángeles lloran por nuestras heridas, Yasmina Khadra

Una novela embriagadora y efervescente, miscelánea de culturas, razas, destinos e infortunios. Una historia que se desarrolla en la Argelia de principios del siglo XX, cuando todavía era una colonia francesa.

La trama comienza de manera perturbadora, ya que el protagonista, Turambo, reflexiona durante los minutos previos a ser ajusticiado en el penal donde cumple condena por no sabemos qué crimen. Las imágenes de su vida acuden a él…

Siendo un niño, cuando el pueblo de Turambo desaparece tras un corrimiento de tierra, su familia se ve obligada a trasladarse a una barriada de chabolas donde primaba la ley del más fuerte, un lugar perverso plagado de maleantes y marginados. Allí sobreviven a duras penas hasta que consiguen trasladarse a Orán, ciudad multiétnica, donde “se toleraba estar al pie de la escala social, pero no a los pies de nadie”. Aquí vivirá Turambo sus experiencias más intensas, descubrirá la verdad sobre la suerte y los hombres, conocerá la amistad y el amor… Y tendrá la oportunidad de forjarse un futuro a través del boxeo.

Turambo, un “querubín dentro de hechuras de bruto”, es un hombre ante el dilema de respetar sus costumbres o saltarse las tradiciones para tener una mínima posibilidad de prosperar. Estará arrinconado entre los reclamos de los suyos y los de los “otros”, que lo desean como instrumento para materializar sus ambiciones, que fingen ser sus amigos e iguales pero que en realidad lo consideran como un perro, un ser inferior. Asistiremos a su erosión en el proceso: “Nadie puede codearse con la perversión sin mancillarse de un modo u otro”.

Esta novela es una inmejorable aproximación al ambiente de la colonia, a las relaciones entre culturas y religiones, al pulso entre opresores y oprimidos… Y a las probabilidades del pueblo de forjarse un destino mejor en tales circunstancias: “¿Destino? Eso solo lo tienen los seres excepcionales. A la gente normal le basta con la fatalidad…”