[imageframe lightbox=”no” style=”dropshadow” bordercolor=”” bordersize=”2px” stylecolor=”” align=”left” animation_type=”0″ animation_direction=”down” animation_speed=”0.1″][/imageframe]Ritos funerarios, Hannah Kent

Ritos funerarios es la recreación figurada de los últimos días de Agnes Magnusdottir,  la última mujer que fue decapitada en Islandia, en 1829, tras ser declarada culpable del brutal asesinato de dos hombres. Una historia donde la apariencia y las suposiciones cobran verdadera importancia.

Llegué a esta estupenda novela gracias a la recomendación de Lo que leo lo cuento (¡gracias, Ana!). Si no hubiera visto su magnífica reseña, probablemente no hubiera leído el libro ya que, a priori, no me suelen llamar la atención las novelas -igual que las películas- cuyo desenlace se conoce de antemano.

Sin embargo, lo especial de la novela no es lo que sucede, sino cómo nos lo cuenta la autora, alternando el relato en tercera persona y documentos reales del proceso con el íntimo relato de la propia condenada. De esta manera, iremos descubriendo cuál pudo ser la verdad en torno al oscuro suceso y la participación de Agnes en él. Y, sobre todo, seremos testigos de excepción de sus pensamientos acerca de la inminente muerte, con algunos pasajes realmente bellos.

Otra singularidad de esta historia, es que Agnes fue confinada en la granja de un matrimonio y de sus dos hijas hasta el momento de su ejecución. Esta convivencia impuesta a ambas partes es otro de los aspectos interesantes de la novela, así como la descripción de las duras condiciones de vida y el grado de probreza de la Islandia del S. XIX.

Por poner un pero, casi hacia el final, la autora se distrae del ritmo mantenido y se demora demasiado en detalles en mi opinión insignificantes sobre los sucesos previos al asesinato, deshaciendo un poco la sensación etérea que había logrado hasta ese momento.

Como señala Lo que leo lo cuento en su reseña, está muy bien ambientada y es una novela muy sensorial. Tuve la misma sensación la leer La mujer es una isla, que también transcurre en Islandia, lo que me lleva a deducir que son las características intrínsecas de la isla las que ayudan en gran medida a producir este efecto kinestésico (además de la habilidad de las autoras, obviamente).

En fin, una novela muy recomendable que nos invita a reflexionar en si las cosas son lo que parecen, o debemos plantearnos siempre otras posibilidades.

 

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